AFILANDO SENTIDOS
(Espasmos generosos)
Me quede dormido entre suspiros
y en el interior de tus sueños,
esperando que tus manos,
soltaran mi pelo
y que descansaran.
Que la tensión de los músculos
se posaran entre los espasmos de tu sexo
mientras latía vencido. Inquieto.
Juré desde esa noche,
que nunca dejaría de quererte.
Del libro "Palabras bajo tu cama" (2014)
SANGRE DE ENCÍAS
(Sofocos en los rincones)
Frases colgadas del techo de tu dormitorio,
de dulces colores, de francas miradas.
volando por encima de la cama.
Falsos reproches enfundados, desconcertados,
mezclados con los ocres de tu piel
y los cuadros colgados en la estancia.
Notas compartidas que envuelven nostalgias,
de soplos de dicha, de relámpagos en vela,
de mesas cerradas, de flores marchitas.
Jaulas de hilos de cristal de los ratos cautivos
que llenan los descuidos con miradas agachadas,
con imperfecciones que marcan tus suspiros.
Copa de placer inhalado y rebosante que inunda
vagas penumbras que habitan en los estercoleros
navegando hasta los confines de las almas.
Espumas en boca. Sangre de encia.
Sabor de tu boca en la mía.
Del libro "Gotas de tinta (2011)
EL LIENZO
(Líneas que dibujan tu cuerpo)
Manos que acarician un lienzo
dejando sus huellas prendidas
en el despertar de los sentidos
y en el contorno de tu cuerpo,
que se despereza junto a mí
cada día que nos levantamos juntos.
Largos trazos que no son lo que son,
pero que al instante, sin mediar palabra,
sin esperar a que aparezcan,
son lo que son, o lo que parecen que son.
Un rostro, un bordado,
unos dedos, un sexo alado,
una insinuación, un pañuelo en el suelo
o simplemente otros labios,
que no son los míos,
si no los tuyos que de tanto pintar,
se han incrustado en los instantes
que nos deja un rasgo con otro.
Un sin vivir que nos atormenta
por no tener claro lo que plasmar.
Matices que transforman la vida.
Azul de resaca. Rojo de amor.
Verde de vida. Carmín de pasión.
Diminutos puntos que remarcan
el vestigio dejado por el tiempo
en un triste semblante,
en una mirada eterna,
en un amor inacabado.
Atisbo afligido. Sombra de pena.
Luz de la mañana. Caos inconexo.
Pintor de palabras sin sonidos,
sin letras escritas, sin música,
Dibujante de estigmas
que se escuchan en el romper de las olas
contra el acantilado adormecido,
detrás de la siguiente pincelada,
en el amanecer de una primavera tardía.
Colores que salen de dentro.
Sentimientos remisos. Apagados.
Falanges alargadas y ágiles dedos
que agasajan sin tregua, ni lisonjas,
el tapiz blanco e impoluto
del cuadro de los sueños,
de los deseos prohibidos,
del despertar cada mañana a tu lado.
Escozores del alma
al no poder tener tus pinceladas
en el borde de mi cama
o en el transigir de mis delirios,
que me atormentan y me matan.
Pintor de palabras.
Pintor de versos escondidos.
Del libro “Palabras bajo tu cama” (2014) de la trilogía “Gotas de Tinta” (2010-201$) de José Luis Labad Martínez.
NOCHES DE VERANO
(Buscando placeres en tu dormitorio)
Tierna y dulcemente descienden
mis manos por tu cuerpo,
hasta asentarse entre tus ingles
y acomodarse entre los rizos de tu sexo.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Cuerpos mojados y ahogados
en sensaciones que traspasan la piel
quemando el viento y saciando el ardor
que nos embriaga y nos penetra.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Labios entreabiertos, muslos comprimidos,
ojos que se cierran pero desean mirar,
rostros que se ruborizan a media luz,
pezones erguidos, falos al cielo.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Miradas que se cruzan,
dedos que trazan líneas en tu espalda
esperando que llegue la mañana,
que recoja mi ropa y me despida.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Me pierdo lentamente
entre la bruma y los deseos,
entre la muerte y la dicha,
entre el ver y el discernir.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Una y otra vez más, llegan a mí
los recuerdos de esas noches
de luna clara, de verano de sudores,
de imaginaciones entre las sábanas.
Una y otra vez. Una y otra vez.
Y al final los pasos recorren
las calles mezclando el olor del alba,
con el sabor de tus fluidos
que se quedan impregnados en mí.
Una y otra vez. Una y otra vez.
"Palabras bajo tu cama" (2014) de la trilogía "Gotas de tinta" 2011
© José Luis Labad Martínez
CALLA
(Desbrozando silencios)
Podría escribir cuanto quisiera,
pero hoy es día de callar.
Mejor estar así,
que decir cosas que me pesen.
Tendría palabras en la boca,
pero no en la mente
y menos en el corazón.
Hoy es mejor callar
que hablar y no decir nada.
Del libro: "Besos en los cristales" 2013
© José Luis Labad Martínez
HUELE A PINTURA
(Rescatando olores de las paredes)
Huele a pintura esta mañana,
a pintura y a aire fresco
y también a tu pelo.
Huele a pintura esta tarde
y me embriaga su olor
mezclado con tu aroma a manzana.
Huele a pintura esta noche
mezclada con las sábanas
y con el sudor de tu cuerpo desnudo.
Huele a pintura hoy…
Huele a pintura siempre…
Del libro: "Gotas de Tinta" (2011) Labad
© José Luis Labad Martínez
LADRÓN DE PALABRAS
(Robando sueños perdidos)
Quisiera ser luz en las tinieblas
y arrancar en mil pedazos
los brotes de rabia
que están en tu corazón.
Estaría dispuesto a robar
las lágrimas de tus ojos,
y encerrar los suspiros
que anidan en tu pecho.
Sería el ladrón de las palabras
que se esconden entre las sombras
de tus profundos sueños
y entre la línea de tu boca.
Arañaría el suelo de tu estancia
a la espera de tus reproches,
recorriendo el bello vello,
de tus extremidades sigilosas.
Ladrón de versos, de sueños,
de reproches y conspiraciones,
de celos y desasosiegos,
de gritos y de silencios.
De pesares, de ruidos de genitales,
de ritos ofensivos, de descalabros,
de gustos, de olores, de sonidos
y demás ambigüedades.
De destemplanzas, de noches en vela
junto tu cama, de suspiros sin aire,
de rechinar de dientes,
de lamentos y desconsuelos.
Y entre todos esos pesares,
danzando entre las nubes,
estarías tú, en el altar de mis versos,
en el interior de mis recuerdos
Y yo… sería el orador de sollozos.
Sería… el ladrón de las palabras.
Del libro ©"Palabras bajo tu cama"
José Luis Labad Martínez
ENREDO DE CARICIAS
(Cuándo la realidad nos embriaga)
Te acostaste muy cerca de mí,
resbalaban las gotas de lluvia
y tu cuerpo temblaba. Hacía frio.
Sentía tu aliento en la espalda,
oía tu respiración agitada,
estabas dormida, o tal vez no.
Cerré los ojos y te vi
en el chaflán de un escalofrío.
Soñé contigo toda la noche
y desperté en un laberinto
de sábanas al viento.
No estabas en mi cama,
podría haber sido una fantasía
o simplemente un enredo de caricias.
Pero aún persistía tu olor
y algún cabello negro
perdido en la almohada.
No era un sueño, estaba seguro
de que no había sido un sueño.
Del libro: "Besos en los cristales" 2013
© José Luis Labad Martínez
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